Por Pedro M. Domene
Publicado en Cuadernos del Sur (Diario Córdoba)
Publicado en Cuadernos del Sur (Diario Córdoba)
Los cuentistas que iniciaban su labor en los años cincuenta y sesenta
vieron cómo el género alentaba su carrera por especiales circunstancias, sin
duda la actividad editorial del momento, de Rocas, Taurus, Rumbos, o el fomento
de los premios Hucha de Oro, Sésamo, Leopoldo Alas, y porque el cuento ofrecía
captar la instantaneidad cotidiana que llamaba la atención de los jóvenes
creadores. García Pavón consideraba que, pese a su pujanza, la narrativa breve
del momento se alejaba de la realidad y le faltaba fantasía, notaba la ausencia
de humor en muchos de estos relatos, y una excesiva preocupación por un estilo
popularista que imponía el socialrrealismo, o la presencia de cuentos
poemáticos de carácter intimista y escritos, sobre todo, por mujeres. En su celebrado
libro, Estudios sobre el cuento español contemporáneo (1973),
Erna Brandenberger calificaba a Daniel Sueiro de cuentista nato, alguien capaz
de cautivar al lector y mantener vivo su interés a base de acelerar y disminuir
el ritmo de la acción o de elevar y reducir la tensión, además de incitar a
reflexionar provocando que el efecto de sus cuentos trascendiera más allá del
texto. Lo paradigmático y una aguda mirada sobre los acontecimientos cotidianos
concretan algunas otras características de sus cuentos, al tiempo que dota a
sus historias de humor y desenfado particulares; sus temas, preparados con gran
parsimonia, los encubre con bastante acierto porque el final de la historia
resulta tan inesperado como sorprendente.
La carpa y otros cuentos (2014) reúne trece relatos del total de sus colecciones, La rebusca
y otras desgracias (1958), Los conspiradores (1959), Toda
la semana (1964), El cuidado de las manos (1974) yServicio
de navaja (1977), además de un texto publicado por Sueiro en 1963,
titulado La carretera nuevo personaje . El autor del prólogo,
Fernando Valls, señala que la presente antología muestra la evolución de la
prosa narrativa del madrileño, desde el realismo social y el neorrealismo,
hasta una decantación posterior hacia un expresionismo irónico siguiendo la
estela kafkiana hasta llegar al simbolismo. En su primer libro, Sueiro
anunciaba ya en el título ciertas "desgracias" aunque los cuentos
seleccionados se alejan y cuantifican la precariedad en el trabajo, la vida
cotidiana de unos personajes a quienes sigue técnicamente una cámara, el relato
de un asesinato, o las miserias de un pequeño negocio al que irremisiblemente
hay echar el cierre; en muchos de sus cuentos, las obsesiones del narrador se
multiplican, se concretan en la minuciosidad y, según definición del propio
Sueiro, se trataba de "elaborar la realidad" cuando se escribe un
cuento; en ocasiones, esa realidad se concreta en la tarea de escarbar en una
cotidianeidad en la que el narrador trata de alcanzar ese espacio metafísico,
tan hilarante como absurdo, un sinsentido donde existir en medio de todos y
cada uno de los días de nuestra vida.
Juan Bonilla afirma que una nueva editorial brinda una ocasión magnífica
para volver o para descubrir a Daniel Sueiro, uno de los nombres más modernos y
verdaderamente indispensables de nuestro relato.